jueves, 26 de noviembre de 2009


Hans Cristian Andersen

"La mayor parte de las personas que caminarán ante mí serán niños, de manera que haz que el ritmo deje tiempo suficiente para sus pequeños pasos.”
Autor de cuentos celebres como El patito feo, Juan el bobo, La niña de los fósforos, La sirenita, La reina de las nieves, Pulgarcita, El soldado de plomo, Claus el grande y Claus el chico, La princesa sobre el guisante y Las flores de la niña Ida, entre otros, sus cuentos forman parte de los contenidos curriculares para ser trabajados en tercer año, a continuaciòn una breve reseña por la vida de uno de los autores mas importantes de todos los tiempos.
Hans Christian Andersen nació en Odense, Dinamarca, el 2 de abril de 1805. La mayor parte de las fuentes inglesas, así como alemanas y francesas, usan el nombre “Hans Christian Andersen”, pero en Dinamarca y el resto de Escandinavia se refieren a él simplemente como “H. C. Andersen.” Su nombre, “Hans Christian” es un nombre danés tradicional y se usa como un solo nombre, si bien originalmente es una combinación de dos nombres individuales.
El padre de Andersen parecía creer que estaba relacionado con la nobleza, y de acuerdo a algunas versiones su abuela paterna le dijo que la familia alguna vez había pertenecido a una clase social superior.
Sin embargo las posteriores investigaciones comprobaron que esta teoría carecía de fundamente. La familia, aparentemente, sí poseía algunas conexiones con la realeza danesa, pero se trataba de una relación clase laboral. A pesar de esto, la teoría que Andersen era el hijo no reconocido de la realeza persiste en Dinamarca, animada por el hecho que el rey danés mostró un interés personal en Andersen cuando era joven, y costeó su educación.
Andersen mostró gran inteligencia e imaginación desde su niñez, lo cual fue fomentado por la influencia de sus padres.
Construyó él solo un pequeño teatro de juguete y solía permanecer en casa confeccionando ropas para sus marionetas, así como leyendo cada obra que llegaba al alcance de sus manos, entre ellas, se encontraban obras de Ludvig Holberg y William Shakespeare. A lo largo de su niñez mostró un apasionado amor por la literatura. Era conocida su capacidad para memorizar obras completas de Shakespeare y recitarlas usando sus muñecos de madera como actores.
En 1816, su padre murió, y con el fin de mantenerse a sí mismo trabajó de aprendiz para un tejedor y un tintorero. Posteriormente trabajó en una fábrica de cigarrillos, donde sus compañeros de tareas lo humillaron apostando si en realidad se trataba de una mujer, y le bajaron los pantalones para chequearlo. A los 14 años, Andersen se trasladó a Copenhague, buscando empleo como actor en el teatro. Poseía una armónica voz de soprano y logró ser admitido en el Teatro Real Danés. Su carrera en el canto concluyó prontamente cuando se quebró su voz. Un compañero en el teatro se había referido a él como un poeta, y Andersen tomó esto muy seriamente, comenzando a e enfocarse en escribir.
Tras conocerse accidentalmente, Jonas Collin comenzó a mostrarse interesado en el joven, y envió a Andersen a la escuela de gramática en Slagelse, cubriendo todos sus gastos.
Aún antes de ser admitido en la escuela de gramática, Andersen ya había logrado publicar su primer historia, El Fantasma del Cementerio Palnatoke, en 1822. Si bien se trataba de un alumno poco voluntarioso e inconstante, Andersen cursó estudios a la par en Slagelse y en una escuela en Elsinore hasta 1827.
Posteriormente declararía que esos años habían sido la parte más oscura y amarga de su vida. Había pasado por la experiencia de vivir en la propia casa de su maestro, siendo abusado con el fin de “forjar su carácter”, había sido un alienado entre sus compañeros de estudios, por ser mucho mayor que ellos, pobre, y poco atractivo.
Aún peor, era disléxico, una motivo más que probable para sus problemas de aprendizaje, y según sus comentarios los directivos le prohibían o desalentaban a escribir. Con el tiempo aprendería a hablar fluidamente inglés, holandés y alemán, así como los dialectos escandinavos.
En 1829, Andersen disfrutó de un considerable éxito con una historia corta titulada Un Viaje a Pie Desde el Canal Holmen al Punto Este de Amager. Durante la misma temporada, publicó una farsa y una colección de poemas. No obstante, no hizo muchos progresos hasta 1833, cuando recibió como premio un pequeño viaje de parte del Rey, realizando así la primera de sus extensas travesías europeas. En Le Locle, en Jura, escribió Agnete y el Tritón; y en octubre de 1834 llegó a Roma. La primer novela de Andersen, El Improvisador, fue publicada a comienzos de 1835, y se transformó en un éxito inmediato.
Fue durante 1835 que Andersen publicó la primer entrega de sus inolvidables Cuentos de Hadas (en danés: Eventyr). Más historias, completando el primer volumen, fueron publicadas en 1836 y 1837. La calidad de dichas historias no fue reconocida inmediatamente, y sus ventas fueron escasas. Al mismo tiempo, Andersen disfrutó de más éxito con dos novelas: O.T. (1836) y Sólo un Violinista.
Luego de visitar Suecia en 1837, Andersen fue inspirado por el movimiento escandinavo, se comprometió a escribir un poema sobre el lazo entre suecos, daneses y noruegos. Fue en julio de 1839, durante una visita a la isla de Funen que Andersen escribió el texto de su poema Jeg er en Skandinav (Soy un escandinavo).
Andersen pensó el poema con la intención de capturar “la belleza del espíritu nórdico, la manera en que las tres naciones hermanas han crecido juntas” como parte de un himno nacional escandinavo. El compositor Otto Lindblad puso música al poema y la composición fue presentada en enero de 1840. Su popularidad alcanzó su pico en 1845, luego de esto fue raramente entonado.
Cerca de 1840 la popularidad de sus Cuentos de Hadas había crecido sostenidamente; una segunda serie que comenzó en 1838 y una tercera en 1845 dieron fama a Andersen a través de Europa, si bien en su Dinamarca natal aún se mostraban resistentes a sus obras.
En junio de 1847, Andersen realizó su primer viaje a Inglaterra, y disfrutó de una enorme popularidad en los círculos sociales. La Condesa de Blessington lo invitó a sus fiestas, punto de encuentro de intelectuales y famosos, y en una de dichas veladas conoció a Charles Dickens. Estrecharon sus manos y caminaron a la galería, algo que Andersen disfrutaba mucho. Sobre el encuentro escribió en su diario “Fuimos a la galería, estaba tan contento de ver y hablar con el más importante escritor inglés en la actualidad, al cual amo más que a ningún otro.”
Diez años después, Andersen regresó a Inglaterra, mayormente para visitar a Dickens. Se alojó en la casa del escritor por cinco semanas, obviando las crecientes indirectas de Dickens para que se marchara.
La hija de Dickens comentó sobre Andersen, “Era un hueso duro de roer, y se quedó más y más tiempo.”
Andersen disfrutó sumamente la visita, y jamás comprendió por qué Dickens dejó de contestar sus cartas.
La sexualidad de Andersen es materia de controversia en los círculos académicos. La discusión comenzó en 1901 con el artículo Hans Christian Andersen: Evidencia de su Homosexualidad, por Carl Albert Hansen Fahlberg (usando el seudónimo Albert Hansenin), los biógrafos usualmente lo señalan como homosexual o bisexual.
En la primavera de 1872, Andersen cayó de su cama, resultando gravemente herido.
Nunca logró recuperarse por completo, pero vivió hasta 1875, cuando murió dolorosamente en una casa llamada Rolighed (literalmente: calma), cercana a Copenhague, y propiedad de sus amigo intimo Moritz Melchior. Poco antes de su muerte, había consultado a un compositor por la música de su funeral, diciendo:
Su cuerpo fue enterrado en el Assistens Kirkegård, en el área de Nørrebro de Copenhague. Al momento de su muerte, era un artista internacionalmente reconocido y atesorado. Recibió el título de “tesoro nacional” del gobierno danés. Antes de su muerte, ya se encontraba en marcha un proyecto para erigir una gran estatua en su honor, la cual se concluyó e instaló en la plaza municipal de Copenhague.

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