jueves, 26 de noviembre de 2009


Hans Cristian Andersen

"La mayor parte de las personas que caminarán ante mí serán niños, de manera que haz que el ritmo deje tiempo suficiente para sus pequeños pasos.”
Autor de cuentos celebres como El patito feo, Juan el bobo, La niña de los fósforos, La sirenita, La reina de las nieves, Pulgarcita, El soldado de plomo, Claus el grande y Claus el chico, La princesa sobre el guisante y Las flores de la niña Ida, entre otros, sus cuentos forman parte de los contenidos curriculares para ser trabajados en tercer año, a continuaciòn una breve reseña por la vida de uno de los autores mas importantes de todos los tiempos.
Hans Christian Andersen nació en Odense, Dinamarca, el 2 de abril de 1805. La mayor parte de las fuentes inglesas, así como alemanas y francesas, usan el nombre “Hans Christian Andersen”, pero en Dinamarca y el resto de Escandinavia se refieren a él simplemente como “H. C. Andersen.” Su nombre, “Hans Christian” es un nombre danés tradicional y se usa como un solo nombre, si bien originalmente es una combinación de dos nombres individuales.
El padre de Andersen parecía creer que estaba relacionado con la nobleza, y de acuerdo a algunas versiones su abuela paterna le dijo que la familia alguna vez había pertenecido a una clase social superior.
Sin embargo las posteriores investigaciones comprobaron que esta teoría carecía de fundamente. La familia, aparentemente, sí poseía algunas conexiones con la realeza danesa, pero se trataba de una relación clase laboral. A pesar de esto, la teoría que Andersen era el hijo no reconocido de la realeza persiste en Dinamarca, animada por el hecho que el rey danés mostró un interés personal en Andersen cuando era joven, y costeó su educación.
Andersen mostró gran inteligencia e imaginación desde su niñez, lo cual fue fomentado por la influencia de sus padres.
Construyó él solo un pequeño teatro de juguete y solía permanecer en casa confeccionando ropas para sus marionetas, así como leyendo cada obra que llegaba al alcance de sus manos, entre ellas, se encontraban obras de Ludvig Holberg y William Shakespeare. A lo largo de su niñez mostró un apasionado amor por la literatura. Era conocida su capacidad para memorizar obras completas de Shakespeare y recitarlas usando sus muñecos de madera como actores.
En 1816, su padre murió, y con el fin de mantenerse a sí mismo trabajó de aprendiz para un tejedor y un tintorero. Posteriormente trabajó en una fábrica de cigarrillos, donde sus compañeros de tareas lo humillaron apostando si en realidad se trataba de una mujer, y le bajaron los pantalones para chequearlo. A los 14 años, Andersen se trasladó a Copenhague, buscando empleo como actor en el teatro. Poseía una armónica voz de soprano y logró ser admitido en el Teatro Real Danés. Su carrera en el canto concluyó prontamente cuando se quebró su voz. Un compañero en el teatro se había referido a él como un poeta, y Andersen tomó esto muy seriamente, comenzando a e enfocarse en escribir.
Tras conocerse accidentalmente, Jonas Collin comenzó a mostrarse interesado en el joven, y envió a Andersen a la escuela de gramática en Slagelse, cubriendo todos sus gastos.
Aún antes de ser admitido en la escuela de gramática, Andersen ya había logrado publicar su primer historia, El Fantasma del Cementerio Palnatoke, en 1822. Si bien se trataba de un alumno poco voluntarioso e inconstante, Andersen cursó estudios a la par en Slagelse y en una escuela en Elsinore hasta 1827.
Posteriormente declararía que esos años habían sido la parte más oscura y amarga de su vida. Había pasado por la experiencia de vivir en la propia casa de su maestro, siendo abusado con el fin de “forjar su carácter”, había sido un alienado entre sus compañeros de estudios, por ser mucho mayor que ellos, pobre, y poco atractivo.
Aún peor, era disléxico, una motivo más que probable para sus problemas de aprendizaje, y según sus comentarios los directivos le prohibían o desalentaban a escribir. Con el tiempo aprendería a hablar fluidamente inglés, holandés y alemán, así como los dialectos escandinavos.
En 1829, Andersen disfrutó de un considerable éxito con una historia corta titulada Un Viaje a Pie Desde el Canal Holmen al Punto Este de Amager. Durante la misma temporada, publicó una farsa y una colección de poemas. No obstante, no hizo muchos progresos hasta 1833, cuando recibió como premio un pequeño viaje de parte del Rey, realizando así la primera de sus extensas travesías europeas. En Le Locle, en Jura, escribió Agnete y el Tritón; y en octubre de 1834 llegó a Roma. La primer novela de Andersen, El Improvisador, fue publicada a comienzos de 1835, y se transformó en un éxito inmediato.
Fue durante 1835 que Andersen publicó la primer entrega de sus inolvidables Cuentos de Hadas (en danés: Eventyr). Más historias, completando el primer volumen, fueron publicadas en 1836 y 1837. La calidad de dichas historias no fue reconocida inmediatamente, y sus ventas fueron escasas. Al mismo tiempo, Andersen disfrutó de más éxito con dos novelas: O.T. (1836) y Sólo un Violinista.
Luego de visitar Suecia en 1837, Andersen fue inspirado por el movimiento escandinavo, se comprometió a escribir un poema sobre el lazo entre suecos, daneses y noruegos. Fue en julio de 1839, durante una visita a la isla de Funen que Andersen escribió el texto de su poema Jeg er en Skandinav (Soy un escandinavo).
Andersen pensó el poema con la intención de capturar “la belleza del espíritu nórdico, la manera en que las tres naciones hermanas han crecido juntas” como parte de un himno nacional escandinavo. El compositor Otto Lindblad puso música al poema y la composición fue presentada en enero de 1840. Su popularidad alcanzó su pico en 1845, luego de esto fue raramente entonado.
Cerca de 1840 la popularidad de sus Cuentos de Hadas había crecido sostenidamente; una segunda serie que comenzó en 1838 y una tercera en 1845 dieron fama a Andersen a través de Europa, si bien en su Dinamarca natal aún se mostraban resistentes a sus obras.
En junio de 1847, Andersen realizó su primer viaje a Inglaterra, y disfrutó de una enorme popularidad en los círculos sociales. La Condesa de Blessington lo invitó a sus fiestas, punto de encuentro de intelectuales y famosos, y en una de dichas veladas conoció a Charles Dickens. Estrecharon sus manos y caminaron a la galería, algo que Andersen disfrutaba mucho. Sobre el encuentro escribió en su diario “Fuimos a la galería, estaba tan contento de ver y hablar con el más importante escritor inglés en la actualidad, al cual amo más que a ningún otro.”
Diez años después, Andersen regresó a Inglaterra, mayormente para visitar a Dickens. Se alojó en la casa del escritor por cinco semanas, obviando las crecientes indirectas de Dickens para que se marchara.
La hija de Dickens comentó sobre Andersen, “Era un hueso duro de roer, y se quedó más y más tiempo.”
Andersen disfrutó sumamente la visita, y jamás comprendió por qué Dickens dejó de contestar sus cartas.
La sexualidad de Andersen es materia de controversia en los círculos académicos. La discusión comenzó en 1901 con el artículo Hans Christian Andersen: Evidencia de su Homosexualidad, por Carl Albert Hansen Fahlberg (usando el seudónimo Albert Hansenin), los biógrafos usualmente lo señalan como homosexual o bisexual.
En la primavera de 1872, Andersen cayó de su cama, resultando gravemente herido.
Nunca logró recuperarse por completo, pero vivió hasta 1875, cuando murió dolorosamente en una casa llamada Rolighed (literalmente: calma), cercana a Copenhague, y propiedad de sus amigo intimo Moritz Melchior. Poco antes de su muerte, había consultado a un compositor por la música de su funeral, diciendo:
Su cuerpo fue enterrado en el Assistens Kirkegård, en el área de Nørrebro de Copenhague. Al momento de su muerte, era un artista internacionalmente reconocido y atesorado. Recibió el título de “tesoro nacional” del gobierno danés. Antes de su muerte, ya se encontraba en marcha un proyecto para erigir una gran estatua en su honor, la cual se concluyó e instaló en la plaza municipal de Copenhague.

jueves, 19 de noviembre de 2009


Mas cuentos de los hermanos Grimm
El lobo y la siete cabritillas

Érase una vez una vieja cabra que tenía siete cabritas, a las que quería tan tiernamente como una madre puede querer a sus hijos. Un día quiso salir al bosque a buscar comida y llamó a sus pequeñuelas. “Hijas mías,” les dijo, “me voy al bosque; mucho ojo con el lobo, pues si entra en la casa os devorará a todas sin dejar ni un pelo. El muy bribón suele disfrazarse, pero lo conoceréis enseguida por su bronca voz y sus negras patas.” Las cabritas respondieron: “Tendremos mucho cuidado, madrecita. Podéis marcharos tranquila.” Despidióse la vieja con un balido y, confiada, emprendió su camino.

No había transcurrido mucho tiempo cuando llamaron a la puerta y una voz dijo: “Abrid, hijitas. Soy vuestra madre, que estoy de vuelta y os traigo algo para cada una.” Pero las cabritas comprendieron, por lo rudo de la voz, que era el lobo. “No te abriremos,” exclamaron, “no eres nuestra madre. Ella tiene una voz suave y cariñosa, y la tuya es bronca: eres el lobo.” Fuese éste a la tienda y se compró un buen trozo de yeso. Se lo comió para suavizarse la voz y volvió a la casita. Llamando nuevamente a la puerta: “Abrid hijitas,” dijo, “vuestra madre os trae algo a cada una.” Pero el lobo había puesto una negra pata en la ventana, y al verla las cabritas, exclamaron: “No, no te abriremos; nuestra madre no tiene las patas negras como tú. ¡Eres el lobo!” Corrió entonces el muy bribón a un tahonero y le dijo: “Mira, me he lastimado un pie; úntamelo con un poco de pasta.” Untada que tuvo ya la pata, fue al encuentro del molinero: “Échame harina blanca en el pie,” díjole. El molinero, comprendiendo que el lobo tramaba alguna tropelía, negóse al principio, pero la fiera lo amenazó: “Si no lo haces, te devoro.” El hombre, asustado, le blanqueó la pata. Sí, así es la gente.

Volvió el rufián por tercera vez a la puerta y, llamando, dijo: “Abrid, pequeñas; es vuestra madrecita querida, que está de regreso y os trae buenas cosas del bosque.” Las cabritas replicaron: “Enséñanos la pata; queremos asegurarnos de que eres nuestra madre.” La fiera puso la pata en la ventana, y, al ver ellas que era blanca, creyeron que eran verdad sus palabras y se apresuraron a abrir. Pero fue el lobo quien entró. ¡Qué sobresalto, Dios mío! ¡Y qué prisas por esconderse todas! Metióse una debajo de la mesa; la otra, en la cama; la tercera, en el horno; la cuarta, en la cocina; la quinta, en el armario; la sexta, debajo de la fregadera, y la más pequeña, en la caja del reloj. Pero el lobo fue descubriéndolas una tras otra y, sin gastar cumplidos, se las engulló a todas menos a la más pequeñita que, oculta en la caja del reloj, pudo escapar a sus pesquisas. Ya ahíto y satisfecho, el lobo se alejó a un trote ligero y, llegado a un verde prado, tumbóse a dormir a la sombra de un árbol.

Al cabo de poco regresó a casa la vieja cabra. ¡Santo Dios, lo que vio! La puerta, abierta de par en par; la mesa, las sillas y bancos, todo volcado y revuelto; la jofaina, rota en mil pedazos; las mantas y almohadas, por el suelo. Buscó a sus hijitas, pero no aparecieron por ninguna parte; llamólas a todas por sus nombres, pero ninguna contestó. Hasta que llególe la vez a la última, la cual, con vocecita queda, dijo: “Madre querida, estoy en la caja del reloj.” Sacóla la cabra, y entonces la pequeña le explicó que había venido el lobo y se había comido a las demás. ¡Imaginad con qué desconsuelo lloraba la madre la pérdida de sus hijitas!

Cuando ya no le quedaban más lágrimas, salió al campo en compañía de su pequeña, y, al llegar al prado, vio al lobo dormido debajo del árbol, roncando tan fuertemente que hacía temblar las ramas. Al observarlo de cerca, parecióle que algo se movía y agitaba en su abultada barriga. ¡Válgame Dios! pensó, ¿si serán mis pobres hijitas, que se las ha merendado y que están vivas aún? Y envió a la pequeña a casa, a toda prisa, en busca de tijeras, aguja e hilo. Abrió la panza al monstruo, y apenas había empezado a cortar cuando una de las cabritas asomó la cabeza. Al seguir cortando saltaron las seis afuera, una tras otra, todas vivitas y sin daño alguno, pues la bestia, en su glotonería, las había engullido enteras. ¡Allí era de ver su regocijo! ¡Con cuánto cariño abrazaron a su mamaíta, brincando como sastre en bodas! Pero la cabra dijo: “Traedme ahora piedras; llenaremos con ellas la panza de esta condenada bestia, aprovechando que duerme.” Las siete cabritas corrieron en busca de piedras y las fueron metiendo en la barriga, hasta que ya no cupieron más. La madre cosió la piel con tanta presteza y suavidad, que la fiera no se dio cuenta de nada ni hizo el menor movimiento.

Terminada ya su siesta, el lobo se levantó, y, como los guijarros que le llenaban el estómago le diesen mucha sed, encaminóse a un pozo para beber. Mientras andaba, moviéndose de un lado a otro, los guijarros de su panza chocaban entre sí con gran ruido, por lo que exclamó:
“¿Qué será este ruido
que suena en mi barriga?
Creí que eran seis cabritas,
mas ahora me parecen chinitas.”
Al llegar al pozo e inclinarse sobre el brocal, el peso de las piedras lo arrastró y lo hizo caer al fondo, donde se ahogó miserablemente. Viéndolo las cabritas, acudieron corriendo y gritando jubilosas: “¡Muerto está el lobo! ¡Muerto está el lobo!” Y, con su madre, pusiéronse a bailar en corro en torno al pozo.


FINIS




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Cuentos clasicos de los hermanos Grimm para trabajar con primer ciclo
Verdezuela (Rapunzel)

"Había una vez un hombre y una mujer que vivían solos y desconsolados por no tener hijos, hasta que, por fin, la mujer concibió la esperanza de que Dios Nuestro Señor se disponía a satisfacer su anhelo. La casa en que vivían tenía en la pared trasera una ventanita que daba a un magnífico jardín, en el que crecían espléndidas flores y plantas; pero estaba rodeado de un alto muro y nadie osaba entrar en él, ya que pertenecía a una bruja muy poderosa y temida de todo el mundo. Un día asomóse la mujer a aquella ventana a contemplar el jardín, y vio un bancal plantado de hermosísimas verdezuelas, tan frescas y verdes, que despertaron en ella un violento antojo de comerlas. El antojo fue en aumento cada día que pasaba, y como la mujer lo creía irrealizable, iba perdiendo la color y desmirriándose, a ojos vistas. Viéndola tan desmejorada, le preguntó asustado su marido: “¿Qué te ocurre, mujer?” - “¡Ay!” exclamó ella, “me moriré si no puedo comer las verdezuelas del jardín que hay detrás de nuestra casa.” El hombre, que quería mucho a su esposa, pensó: “Antes que dejarla morir conseguiré las verdezuelas, cueste lo que cueste.” Y, al anochecer, saltó el muro del jardín de la bruja, arrancó precipitadamente un puñado de verdezuelas y las llevó a su mujer. Ésta se preparó enseguida una ensalada y se la comió muy a gusto; y tanto le y tanto le gustaron, que, al día siguiente, su afán era tres veces más intenso. Si quería gozar de paz, el marido debía saltar nuevamente al jardín. Y así lo hizo, al anochecer. Pero apenas había puesto los pies en el suelo, tuvo un terrible sobresalto, pues vio surgir ante sí la bruja. “¿Cómo te atreves,” díjole ésta con mirada iracunda, “a entrar cual un ladrón en mi jardín y robarme las verdezuelas? Lo pagarás muy caro.” - “¡Ay!” respondió el hombre, “tened compasión de mí. Si lo he hecho, ha sido por una gran necesidad: mi esposa vio desde la ventana vuestras verdezuelas y sintió un antojo tan grande de comerlas, que si no las tuviera se moriría.” La hechicera se dejó ablandar y le dijo: “Si es como dices, te dejaré coger cuantas verdezuelas quieras, con una sola condición: tienes que darme el hijo que os nazca. Estará bien y lo cuidaré como una madre.” Tan apurado estaba el hombre, que se avino a todo y, cuando nació el hijo, que era una niña, presentóse la bruja y, después de ponerle el nombre de Verdezuela; se la llevó.

Verdezuela era la niña más hermosa que viera el sol. Cuando cumplió los doce años, la hechicera la encerró en una torre que se alzaba en medio de un bosque y no tenía puertas ni escaleras; únicamente en lo alto había una diminuta ventana. Cuando la bruja quería entrar, colocábase al pie y gritaba:
“¡Verdezuela, Verdezuela,
Suéltame tu cabellera!”
Verdezuela tenía un cabello magnífico y larguísimo, fino como hebras de oro. Cuando oía la voz de la hechicera se soltaba las trenzas, las envolvía en torno a un gancho de la ventana y las dejaba colgantes: y como tenían veinte varas de longitud, la bruja trepaba por ellas.

Al cabo de algunos años, sucedió que el hijo del Rey, encontrándose en el bosque, acertó a pasar junto a la torre y oyó un canto tan melodioso, que hubo de detenerse a escucharlo. Era Verdezuela, que entretenía su soledad lanzando al aire su dulcísima voz. El príncipe quiso subir hasta ella y buscó la puerta de la torre, pero, no encontrando ninguna, se volvió a palacio. No obstante, aquel canto lo había arrobado de tal modo, que todos los días iba al bosque a escucharlo. Hallándose una vez oculto detrás de un árbol, vio que se acercaba la hechicera, y la oyó que gritaba, dirigiéndose a o alto:
“¡Verdezuela, Verdezuela,
Suéltame tu cabellera!”
Verdezuela soltó sus trenzas, y la bruja se encaramó a lo alto de la torre. “Si ésta es la escalera para subir hasta allí,” se dijo el príncipe, “también yo probaré fortuna.” Y al día siguiente, cuando ya comenzaba a oscurecer, encaminóse al pie de la torre y dijo:
“¡Verdezuela, Verdezuela,
Suéltame tu cabellera!”
Enseguida descendió la trenza, y el príncipe subió.

En el primer momento, Verdezuela se asustó Verdezuela se asustó mucho al ver un hombre, pues jamás sus ojos habían visto ninguno. Pero el príncipe le dirigió la palabra con gran afabilidad y le explicó que su canto había impresionado de tal manera su corazón, que ya no había gozado de un momento de paz hasta hallar la manera de subir a verla. Al escucharlo perdió Verdezuela el miedo, y cuando él le preguntó si lo quería por esposo, viendo la muchacha que era joven y apuesto, pensó, «Me querrá más que la vieja», y le respondió, poniendo la mano en la suya: “Sí; mucho deseo irme contigo; pero no sé cómo bajar de aquí. Cada vez que vengas, tráete una madeja de seda; con ellas trenzaré una escalera y, cuando esté terminada, bajaré y tú me llevarás en tu caballo.” Convinieron en que hasta entonces el príncipe acudiría todas las noches, ya que de día iba la vieja. La hechicera nada sospechaba, hasta que un día Verdezuela le preguntó: “Decidme, tía Gothel, ¿cómo es que me cuesta mucho más subiros a vos que al príncipe, que está arriba en un santiamén?” - “¡Ah, malvada!” exclamó la bruja, “¿qué es lo que oigo? Pensé que te había aislado de todo el mundo, y, sin embargo, me has engañado.” Y, furiosa, cogió las hermosas trenzas de Verdezuela, les dio unas vueltas alrededor de su mano izquierda y, empujando unas tijeras con la derecha, zis, zas, en un abrir y cerrar de ojos cerrar de ojos se las cortó, y tiró al suelo la espléndida cabellera. Y fue tan despiadada, que condujo a la pobre Verdezuela a un lugar desierto, condenándola a una vida de desolación y miseria.

El mismo día en que se había llevado a la muchacha, la bruja ató las trenzas cortadas al gancho de la ventana, y cuando se presentó el príncipe y dijo:
“¡Verdezuela, Verdezuela,
Suéltame tu cabellera!”
la bruja las soltó, y por ellas subió el hijo del Rey. Pero en vez de encontrar a su adorada Verdezuela hallóse cara a cara con la hechicera, que lo miraba con ojos malignos y perversos: “¡Ajá!” exclamó en tono de burla, “querías llevarte a la niña bonita; pero el pajarillo ya no está en el nido ni volverá a cantar. El gato lo ha cazado, y también a ti te sacará los ojos. Verdezuela está perdida para ti; jamás volverás a verla.” El príncipe, fuera de sí de dolor y desesperación, se arrojó desde lo alto de la torre. Salvó la vida, pero los espinos sobre los que fue a caer se le clavaron en los ojos, y el infeliz hubo de vagar errante por el bosque, ciego, alimentándose de raíces y bayas y llorando sin cesar la pérdida de su amada mujercita. Y así anduvo sin rumbo por espacio de varios años, mísero y triste, hasta que, al fin, llegó al desierto en que vivía Verdezuela con los dos hijitos los dos hijitos gemelos, un niño y una niña, a los que había dado a luz. Oyó el príncipe una voz que le pareció conocida y, al acercarse, reconociólo Verdezuela y se le echó al cuello llorando. Dos de sus lágrimas le humedecieron los ojos, y en el mismo momento se le aclararon, volviendo a ver como antes. Llevóla a su reino, donde fue recibido con gran alegría, y vivieron muchos años contentos y felices"





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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Los hermanos Grimm: Vida y obra de dos genios Los hermanos Grimm es el término utilizado para referirse a los escritores Jacob Grimm y a Wilhelm Grimm. Fueron dos hermanos alemanes célebres por sus cuentos para niños y también por su “Diccionario alemán”, por sus “Leyendas alemanas”, la “Gramática alemana”,la “Mitología alemana” y "Cuentos de Grimm" , lo que les ha valido ser reconocidos como fundadores de la filología alemana.[1]

Su Vida

Jacob Grimm (1785 - 1863) y su hermano, un año más joven que él, Wilhelm (1786 - 1859) nacieron en Hanau, Hesse (Alemania). A los 20 años de edad, Jakob trabajaba como bibliotecario y Wilhelm como secretario de la biblioteca. Antes de llegar a los 30 años, habían logrado sobresalir gracias a sus publicaciones.
Fueron profesores universitarios en Kassel (1829 y 1839 respectivamente). Siendo profesores de la Universidad de Gotinga, los despidieron en 1837 por protestar contra el rey Ernesto Augusto I de Hannover. El año siguiente fueron invitados por Federico Guillermo IV de Prusia a Berlín donde ejercieron como profesores en la Universidad Humboldt.[1]
Tras las Revoluciones de 1848 Jakob fue miembro del Parlamento de Fráncfort.
Su Obra
La labor de los hermanos Grimm no se limitó a recopilar historias, sino que se extendió también a la docencia y la investigación del lenguaje. Sus estudios de la lengua alemana son pieza importante del posterior desarrollo del estudio lingüístico (como la Ley de Grimm), aunque sus teorías sobre el origen divino del lenguaje no son ampliamente respaldadas en la actualidad.[2]
Además de sus cuentos de hadas, los Grimm también son conocidos por su obra Deutsches Wörterbuch, un diccionario en 33 tomos con etimologías y ejemplos de uso del léxico alemán, que no fue concluido hasta 1960.

También publicaron una selección comentada de romances españoles titulada “Silva de romances viejos”.

Cuentos de hadas
En 1803 los hermanos Grimm conocieron en la Universidad de Marburgo (Hesse) a los románticos Clemens Brentano y Achim von Arnim, quienes despertaron en ellos el interés por los cuentos tradicionales. Jakob y Wilhelm empezaron a recopilar y elaborar los cuentos de la tradición oral en el entorno burgués de Kassel, marcado por el carácter de los hugonotes. Fue justamente de una mujer proveniente de una familia de hugonotes que obtuvieron gran parte de las historias recogidas en su libro Kinder- und Hausmärchen ("Cuentos para la infancia y el hogar"),[1] dos volúmenes publicados en 1812 y 1815. La colección fue ampliada en 1857 y se conoce popularmente como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Su extraordinaria difusión ha contribuido decisivamente a divulgar cuentos como "Blancanieves", "La Cenicienta", "Hänsel y Gretel" o "Juan sin miedo". Un aspecto controvertido de este éxito es que en muchos lugares su versión escrita ha desplazado casi por completo a las que seguían vivas en la tradición oral local.
Los textos se fueron adornando y, a veces, censurando de edición en edición debido a su extrema dureza. Los Grimm se defendían de las críticas argumentando que sus cuentos no estaban dirigidos a los niños. Pero, para satisfacer las exigencias del público burgués tuvieron que cambiar varios detalles de los originales. Por ejemplo, la madre de Hansel y Gretel pasó a ser una madrastra, porque el hecho de abandonar a los niños en el bosque (cuyo significado simbólico no se reconoció) no coincidía con la imagen tradicional de la madre de la época. También hubo que cambiar o, mejor dicho, omitir alusiones sexuales explícitas.
Los autores recogieron algunos cuentos franceses gracias a Dorothea Viehmann y a las familias Hassenflug y Wild (una hija de los Wild se convertiría después en la esposa de Wilhelm). Pero para escribir un libro de cuentos verdaderamente alemán, aquellos cuentos que llegaron de Francia a los países de habla alemana, como El gato con botas o Barba Azul, tuvieron que eliminarse de las ediciones posteriores.
En 1812, los hermanos Grimm editaron el primer tomo de "Cuentos para la infancia y el hogar", en el cual publicaban su recopilación de cuentos, al que siguió en 1814 su segundo tomo. Una tercera edición apareció en 1837 y la última edición supervisada por ellos, en 1857. Las primeras colecciones se vendieron modestamente en Alemania, al principio apenas unos cientos de ejemplares al año. Las primeras ediciones no estaban dirigidas a un público infantil, en un principio los hermanos Grimm rehusaron utilizar ilustraciones en sus libros y preferían las notas eruditas a pie de página, que ocupaban casi tanto espacio como los cuentos mismos, en sus inicios nunca se consideraron escritores para niños sino folcloristas patrióticos. Alemania en la época de los hermanos Grimm había sido invadida por los ejércitos de Napoleón, y el nuevo gobierno pretendía suprimir la cultura local del viejo régimen de feudos y principados de la Alemania de los principios del siglo XIX.
Seria hasta 1825 cuando alcanzarían mayores ventas, al conseguir la publicación de la Kleine Ausgabe (Pequeña Edición) de 50 relatos con ilustraciones fantásticas de su hermano Ludwing, esta era una edición condensada destinada para lectores infantiles. Entre 1825 y 1858 se publicarían diez ediciones de esta Pequeña Edición.
A mediados del siglo XIX, en algunos sectores de América del Norte la colección de cuentos era condenada por maestros, padres de familia y figuras religiosas debido a su crudo e incivilizado contenido, ya que representaba la cultura medieval con todos sus rígidos prejuicios, su crudeza y atrocidades. Los adultos ofendidos se oponían a los castigos impuestos a los villanos. Un ejemplo se puede ver en la versión original de Blancanieves, a la malvada madrastra se le obliga a bailar con unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo hasta caer muerta. Los primeros libros ilustrados fueron hechos por los editores ingleses. Una vez que los hermanos Grimm descubrieron a su nuevo público infantil se dedicaron a refinar y suavizar sus cuentos.
Los 210 cuentos de la colección de los Grimm forman una antología de cuentos de hadas, fabulas, farsas rústicas y alegorías religiosas. Hasta ahora la colección ha sido traducida a más de 160 idiomas. Los cuentos y los personajes hoy en día son usados en el teatro, la ópera, las historietas, el cine, la pintura, la publicidad y la moda. Los ejemplares manuscritos de "Cuentos para la infancia y el hogar” propiedad de la biblioteca de la Universidad de Kassel fueron incluidos en el Programa Memoria del Mundo de la Unesco en 2005.[3] Tras la Segunda Guerra Mundial y hasta 1948 estuvo prohibida la venta de los cuentos de los hermanos Grimm en la zona de ocupación inglesa, ya que los ingleses los consideraban como una prueba de la supuesta maldad de los alemanes durante la guerra.
La actual edición (1996 y 2004) de las versiones originales de los hermanos Grimm fue publicada por Hans-Jörg Uther.

domingo, 8 de noviembre de 2009

PROYECTO DE LECTURA PARA TRABAJAR CON ALUMNOS DE ESB Y SECUNDARIA
TITULO: SI NOS DEJAN LEER…

MARCO TEORICO
“¿Para que leer? ¿Por que la lectura? Sabemos que las respuestas pueden ser varias, incluso de vertientes ideológicas y políticas, para el Instituto Cultural, a través de la Dirección de Bibliotecas y Promoción de la lectura de la provincia de Buenos Aires: promocionar la lectura es un modo de construir ciudadanía cultural, entendiendo a la lectura como un derecho.
Estamos en la Argentina en un momento de cambios, de nuevos aires, de salida de un modelo neoliberal, que dejó a millares de personas por fuera de un proyecto de Nación, por fuera de la posibilidad de la ciudadanía.
A lo largo de 30 años de políticas neoliberales, la Argentina se fue transformando en un país con una creciente desigualdad y segregación económica, socio-espacial y cultural, donde se empobrecieron sectores tradicionalmente estables y se dualizaron sectores antes integrados, con las consecuencias de fragmentación e individualización que, lejos de vivirse como libertad y autonomía, se erigieron como terreno de la atomización y la desafiliación social, como angustiante incertidumbre. Así, la Nación tal cual la conocieron nuestros abuelos entró en una crisis sin precedentes.
Hoy están dadas ciertas condiciones para pensar un nuevo proyecto de Nación inclusivo y plural, desde una perspectiva de derechos.
Entonces, tal vez sea el momento de imaginar una nueva cultura para vivir juntos que contemple la igualdad pero también la diferencia. Es allí donde el acceso a la lectura, como un modo de acceso a la crítica juega un papel ineludible, ya que la lectura, que nunca es pasiva ni individual, nos remite a la capacidad para descifrar y construir sentidos creativos sobre los diferentes textos que hacen al mundo de la vida.
Hoy estamos ante la demanda de los derechos culturales, y es allí donde inscribimos la necesidad de la lectura.” (Florencia Saintout. La cultura y ciudadanía: la lectura como derecho. Publicado en Anales de la Educación. Dirección General de Cultura y Educación: Buenos Aires, 2007).

El papel de las bibliotecas escolares en la promoción de la lectura:
“Durante el siglo XIX la alfabetización empezó a relacionarse con el esfuerzo individual a relacionarse con el esfuerzo individual realizado par adquirir esa capacidad y con el éxito económico alcanzado como consecuencia de esa capacidad, si leer era necesario para progresar se inicio como consecuencia de ello una demanda social, a favor de crear escuelas y bibliotecas, gratuitas y accesibles. Se veía el acceso al escrito como un elemento igualador entre los humanos, un camino para alcanzar un nuevo orden político y social. La escuela pública fue el gran logro ilustrado, permitiendo que toda la población tuviera acceso a la cultura y obtuviera carta de ciudadanía.
Así las masas campesinas, mineras y obreras sentadas en las aulas, empezó propiamente la tarea de promoción de la lectura como actividad social, proliferaron los ateneos obreros, se regularon por primera vez los estudios superiores para formar maestros y bibliotecarios, se extendieron redes de bibliotecas y se multiplico la edición de revistas, periódicos, libros populares de grandes tirajes y libros específicamente dedicados a los niños “ saber leer” pertenecí ya a todos los sectores sociales.
De la pugna entre un discurso escolar sobre la lectura, basado en una lectura intensiva, prescriptiva y guiada hacia un a mayor profundidad interpretativa y un discurso moderno de la lectura con práctica extensiva, libre y según las distintas finalidades de cada ciudadano. Los bibliotecarios se convirtieron en abanderados de este segundo discurso transformando los archivos en bibliotecas públicas, abriéndose al préstamo y convirtiéndose en un agente fundamental de la promoción de la lectura.
Los cambios en las escuelas no fueron menores: los escritos exteriores (libros infantiles, las revistas, los periódicos, etc.) penetraron en las aulas, los alumnos salieron a la calle y se fueron de visita a las librarías, bibliotecas o espectáculos teatrales, la enseñanza de la lectura pasó a verse como algo que implicaba a todos los docentes y que comprendía todo tipo de textos. Así que tuvieron también que incorporar actividades de promoción.
Los maestros se vieron obligados a fijarse en las familias ilustradas y las bibliotecas. La lectura libre y silenciosa en las aulas, la charla sobre libros o la narración de cuentos iniciaron así su incorporación a las actividades escolares.
Entre las escuelas y las bibliotecas se creo un espacio superpuesto, el funcionamiento de las bibliotecas se introdujo literalmente en el ámbito escolar a través de lo que paso a llamarse biblioteca escolar, nada que ver con el armario bajo llave que durante muchos años se había limitado a almacenar las antologías y los libros de lectura que iban a usarse en el aula” (¿Quién promociona la lectura? Teresa Colomer, Universidad Autónoma de Barcelona: Barcelona, 2005)
Las ultimas reformas educativas, en los currículos de todas las áreas y niveles, pone especial interés para que el alumnado realice una lectura comprensiva de ellas y forme su propio criterio. Además el profesorado tiene que atender a la diversidad de capacidades y ritmos de aprendizajes de su alumnado, para lo que necesita disponer de materiales y acudir constantemente a la biblioteca escolar, que deberá ofrecerse como un centro de recursos bien organizados y centralizados.
“Los planteamientos pedagógicos de los diferentes currículos se basan en el aprendizaje activo y autónomo, la biblioteca escolar debe facilitar el libre acceso a las fuentes de información y propiciar la igualdad de oportunidades de todos los estudiantes con independencia de su condición social y cultural.
Cada ves es más frecuente la inclusión de programas de lectura comprensiva en los Proyectos Educativos y su puesta en marcha implica la necesidad de gestionar adecuadamente la biblioteca del centro” (Un nuevo concepto de biblioteca escolar, Ministerio de Cultura y Educación: Madrid, 1995).
En este caso se pretende con la elaboración de este proyecto animar y asesorar al profesorado y personal responsable de la biblioteca escolar para que organice adecuadamente sus recursos y propicie el aprendizaje activo de todas las áreas mediante un proyecto de biblioteca integrado en los objetivos pedagógicos generales del establecimiento educativo.
El objetivo del presente proyecto será despertar el placer por leer, fomentar la lectura y formar lectores autónomos, sabiendo que como señala José González “Uno de los problemas que más preocupan a las autoridades educativas es la deficiencia de la comprensión lectora de los estudiantes y hoy más que nunca se hace necesario formar lectores críticos, capaces de discriminar y seleccionar la información. Así pues, la labor de la biblioteca escolar es romper con las actividades negativas que el alumnado tiene respecto de la lectura, partiendo de que ésta es una opción personal que implica una libertad de elección, no solo en el tema sino también en el soporte de la información” (González, José M. Biblioteca pública y escuelas, una cooperación necesaria. 2º Jornadas “biblioteca pública y políticas culturales”: Fundación Bertelsmann: Barcelona, 1998
Por ultimo, siempre las actividades que se planteen desde la biblioteca, no deben presentarse de una forma aislada del currículo sino integrada en un proyecto lector del centro, consensuado y planificado por el profesorado.

FUNDAMENTACIÒN

Consideramos que es tarea prioritaria de la escuela la formación de buenos lectores y escritores de textos. Entendemos la lectura como una experiencia social compleja, que pone en relación a un lector y a un texto en un contexto determinado. En esa transacción tanto el lector, como el texto resultan modificados.
Cuando a un lector adulto se le pregunta que leyó el día anterior, o la última semana, la lista que surge de sus respuestas incluye tipos de texto tan variados como el afiche publicitario, las instrucciones, el recorrido de un colectivo, el programa de cine o televisión, cartas, circulares, novelas, noticias, notas de opinión, etc. La lista se acorta si nos preguntamos, en cambio, para que lean los chicos en la escuela, llegar a la conclusión de que muchas veces lo hacen para que los docentes comprobemos si leen bien o mal, si comprenden o no lo que leen.
Si la escuela debe aproximar el comportamiento lector de un chico en el aula al de un adulto fuera de ella, resulta de vital importancia leer “escritos verdaderos” en toda su variedad de tipos, desde el nombre de una calle en un letrero a un libro, pasando por los panfletos, volantes, diarios, guías turísticas, etc.
Cuando un lector adulto lee la programación de la TV, la crítica de una película, los avisos clasificados, una receta o un cuento, tiene muy en claro para que lo hace. Las situaciones de lectura en las que se desenvuelven los adultos pueden ser agrupadas en tres grandes objetivos: se lee para informarse, para entretenerse o para hacer o actuar.
Este proyecto se fundamenta en tratar de acercar el comportamiento lector de los educandos a lo que va a ser su comportamiento lector en la vida, posibilitando que los mismos gocen de la lectura a través de la propia elección del material a leer.

EXPECTATIVAS DE LOGRO
• Favorecer la lectura.
• Mejorar la dicción.
• Despertar el interés por la búsqueda de información.
• Formar lectores críticos y autónomos.
.

OBJETIVOS
• Orientar a los alumnos para que sean usuarios responsables del material bibliográfico a su disposición, activos, participativo, creativo y crítico.
• Establecer normas de conductas a respetar durante el desarrollo del proyecto.




ACTIVIDADES

• Invitar a los profesores de lengua y literatura, y de otros espacios curriculares, a participar de los talleres de lectura, destinando de 30 a 40 minutos semanales o quincenales (a considerar por los mismos) para la lectura por placer en Biblioteca.
La actividad central de taller será que los alumnos lean todo tipo de textos relacionado con temas que a ellos le despierten interés, y desarrollar actividades relacionas con esa lectura: El punto de partida será que los alumnos elaboren una lista de temas que sean de su interés. El personal bibliotecario ofrecerá a los alumnos distintos tipos de textos (material de investigación, cuentos, fábulas, leyendas, historietas, cantos, poemas, obras literarias, chistes, adivinanzas, trabalenguas, crónicas, relatos de eventos, diarios, revistas, etc.) relacionados con dicho temas.
El grupo seleccionara uno de los temas de la lista inicial para abordar en el taller, en el otro taller a realizarse se seleccionara otro tema de la lista confeccionada el primer día, y así sucesivamente.
Se procederá a armar pequeños grupos de lectura, donde los alumnos seleccionaran el material que desean, ya sea libros, cuentos, fabulas, historietas, etc. (obviamente relacionado con el tema elegido).
La tarea consistirá en leer el material que hayan seleccionado, y para el próximo encuentro deberán traer una lista de interrogantes que le hayan surgido de la lectura, y una explicación escrita del tema, en mesa redonda se procederá, con la colaboración de los profesores y bibliotecario, a un debate donde cada grupo le contara al otro lo que ha leído y la perspectiva con que dicho texto es abordado por el seleccionado.
En el próximo encuentro, se eligiera otro tema de la lista inicial, y los alumnos que por ej. Hayan elegido una novela en el primer taller tendrán que seleccionar otro documento en el próximo, por ej. Una obra de teatro, o una poesía, etc., y así sucesivamente.





OTRAS ACTIVIDADES A REALIZAR

• Solicitar la donación de diferentes materiales a utilizar en el momento de la lectura.
• Propiciar situaciones de lectura, explicando a alumnos, docentes y personal, que en el momento destinado a leer por placer, toda persona que se encuentre en sala estará leyendo y nadie puede interrumpir ni conversar.
• Lectura y análisis de contenidos.
• Aplicar técnicas de estudio.
• Interpretación de información.
• Capacitar al educando en el manejo del material de referencia, para que por sí solos puedan evacuar sus dudas.


DIAGNOSTICO

Se advierte en la actualidad, un escaso interés por la lectura y bajo nivel de comprensión lectora de los alumnos. Posiblemente se deba al desequilibrio cuantitativo producido en la localización de la adquisición de la lengua como tema de enseñanza. Surge la necesidad de hacer hincapié en el desarrollo lector del grupo de alumnos, ya que los adolescentes se encuentran en una etapa crítica, en la cual se afirman personalidades y caracteres, y reclaman un lugar en el mundo, ese lugar se va construyendo con el lenguaje y la adquisición de conocimientos.
Se intentará por lo tanto mejorar la comprensión lectora para evitar el posible vaciamiento de contenidos a que se ven obligados los profesores ante la escasa producción general de los alumnos.
Para la formación de un lector asiduo, capaz de conectarse placenteramente con la lectura, de profundizar la exploración y apreciación de sus tipos discursivos y recursos, y de sistematizar progresivamente su conocimiento de los exponentes literarios, es necesario poner en contacto al lector potencial con una amplia gama de textos, que permitan atender las demandas individuales de la comunidad.
Es importante no olvidar la incidencia que tiene los multimedios en la cultura adolescente, motivo en que radica la necesidad de su incorporación como apoyo didáctico en lo diferentes espacios curriculares.

RESPONSABLES
• Personal Directivo.
• Docentes
• Bibliotecario
• Alumnos.

DESTINATARIOS
• Comunidad Educativa
• Alumnos.



TIEMPO
Durante todo el ciclo lectivo, los talleres se desarrollaran en forma quincenal o mensual, de acuerdo a las posibilidades que brinde los profesores. Los talleres tendrán una duración de 30 a 40 minutos.

EVALUACIÒN
• Observación directa de las actividades realizadas.
• Continua y en proceso.
• Apreciación del interés de los alumnos por la lectura.
• Ajustes de los proyectos involucrados en función de los logros.

Se consideraran criterios de evaluación a tener en cuenta todos aquellos aspectos que nos den cuenta de una idea sobre el aprovechamiento de los alumnos participantes: nivel de conocimientos, actitudes y procedimientos adquiridos tomando como punto de partida la situación previa de cada alumno.
La evaluación se efectuara de forma continua y se ira registrando en una ficha de seguimiento del alumno por parte de cada responsable del área y grupo (profesor y bibliotecario).

Evaluación del proceso de aprendizaje de los alumnos y alumnas:
La evaluación se concibe y práctica de la siguiente manera:
- Individualizada: centrándose en la evolución de cada alumno y en su situación inicial y particularidades.
- Integradora: para lo cual contempla la existencia de diferentes grupos y situaciones y la flexibilidad en la aplicación de los criterios de evaluación que se seleccionan.
- Cualitativa: en la medida en que se aprecian todos los aspectos que inciden en cada situación particular y se evalúan de forma equilibrada los diversos niveles de desarrollo del alumno, no sólo los de carácter cognitivo.
- Orientadora: dado que aporta al alumno o alumna la información precisa para mejorar su aprendizaje y adquirir estrategias apropiadas.
- Continua: ya que atiende al aprendizaje como proceso, contrastando los diversos momentos o fases.

Evaluación del proyecto:
A fin de establecer una evaluación plena de todo proceso se evaluaran los siguientes indicadores:
- Desarrollo del taller
- Relación entre objetivos y contenidos.
- Adecuación de objetivos y contenidos con las necesidades reales.
- Adecuación de medios y metodología con las necesidades reales.

Evaluación del proceso de aprendizaje:
Procedimientos e instrumentos:
Observación sistemática: registro anecdótico personal
Análisis de las producciones de los alumnos durante los talleres: trabajos de explicación y síntesis, producciones orales, resúmenes y monografías.
Intercambios orales con los alumnos: puesta en común. .

Confeccionaremos una grilla con ítems a tener en cuenta a la hora de observar los alumnos. Los ítems serán, los siguientes:
Participación en el taller
- Actitud frente a la propuesta
- Frente al grupo
- Frente al docente
- Realización de las actividades
- Interacción con el grupo
- Intervención

ACTOS/INDICADORES SI NO
Da a los demás oportunidad de expresarse.
Participa en las actividades propuestas por el docente.
Evidencia creatividad
Interviene en el grupo
Voluntario para las actividades
Utiliza vocabulario adecuado
Muestra seguridades en sus actos
Busca los “porque” de las cosas en lugar de aceptarlas pasivamente(actitud critica)

viernes, 6 de noviembre de 2009

Otro clasico infaltable de suspenso para trabajar con los alumnos de sexto año.
LIBRO: CUENTOS DE AMOR, DE LOCURA Y DE MUERTE
AUTOR: HORACIO QUIROGA.
EL ALMOHADON DE PLUMAS

Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus sueños de novia.
Durante tres meses se habían casado en abril, vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad, pero el tranquilo caracter de su marido la contenía siempre.
La casa tenia un amplio patio silencioso –columnas y estatuas de mármol –que producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro reinaba la sensación de desapacible frío.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño en la casa hostil sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se extendio días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de su marido. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza, y Alicia rompió enseguida en sollozos, echándole los brazos al cuello.
Fue ése el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
–No sé– le dijo a Jordán en la puerta de calle–.Tiene una gran debilidad que no me explico. Y sin vómitos, nada... Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.
Al día siguiente Alicia amanecía peor. Hubo consultas a varios medicos. Contandose una anemia completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasándose horas sin que se oyera el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseandose sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación.
A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, deteniéndose un instante en cada extremo a mirar a su mujer.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas . La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche quedó de repente con los ojos fijos. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
–¡Jordán! ¡Jordán!–clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanzó un alarido de horror.
–¡Soy yo, Alicia, Soy yo!
Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, volvió en sí. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola por media hora temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo.
En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio, y siguieron al comedor.
–El medico se encogió de hombros es un caso inexplicable dijo... Poco hay que hacer...
–¡Sólo eso me faltaba!– resopló Jordán.
Alicia fue extinguiéndose en subdelirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía peor
Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas oleadas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaban
ahora en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama, y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el sordo retumbo de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, cuando entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
–¡Señor! –llamó a Jordán en voz baja–. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente y se dobló sobre aquél. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
–Parecen picaduras –murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
–Levántelo a la luz –le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó; pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
–¿Qué hay? –murmuró con la voz ronca.
–Pesa mucho –articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán corto funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horro con toda la boca abierta, levándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola
viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca –su trompa, mejor dicho– a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón sin duda había impedido al principio su desarrollo: pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había el monstruo vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

martes, 3 de noviembre de 2009

dibujos para colorear

Para bajar dibujos de hadas y brujas:
DE HADAS, BRUJOS Y MAGOS DE CUENTOS
Las hadas y los brujos no existen en la realidad, sino que son personajes de muchos cuentos. Su trabajo màs importante es ponerles magia a las historias.
Las hadas son como mujercitas pequeñas.Tambien se las conoce con otros nombres, como la gente menuda o el pueblo pequeño.
Casi todas las hadas viven en bosques, en arroyos o lagos. En las noches de luna, unas tocan la flauta y el arpa, y otras bailan tomadas de las manos.
Las hadas madrinas son bondadosas, con sus poderes màgicos ayudan a quienes lo necesitan, como el hada madrina de Cenicienta y el hada de la Bella Durmiente.
A continuaciòn porpongo una actividad para realizar con alumnos de primer ciclo: luege de haber leido cuentos con hadas y brujas como: La bella durmiente, Cenicienta, Pinocho y Blanca nieves, dar pistas sobre cada bruja o hada y que ellos adivinen y completen a que cuento pertenecen:
DE HADAS Y BRUJAS: ¿A QUE CUENTO PERTENECEN CADA UNA?
Pista numero 1: Se enojo mucho porque no la invitaron al bautismo y con su hechizo la hizo dormir por 100 años...
Pista numero 2: Ella lo convirtio en un niño de carne y hueso...
Pista nùmero 3: Ella le consiguio un hermoso bestido, un lindo carruaje para que pueda ir al baile a conocer al principe,pero debia volver a las 12 de la noche de lo contrario se romperia el hechizo.
Pista numero 4: Ella se enojo mucho porque no era la mas linda y le dio una manzana enveneda.
Esta activdad se puede acompañar mostrando dibujos a los niños para que debajo de ellos coloquen el nombre del cuento de acuerdo a las pistas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Cuentos clasicos, actividades y recursos para trabajar con alumnos de primer ciclo

Desde siglos atrás los cuentos tradicionales eran cuentos populares que se contaban a los niños. Más tarde, escritores como Hans Christian Andersen y los Hermanos Grimm los llevaron al papel, cada uno con versiones diferentes. Las últimas generaciones crecimos con ellos, formaron parte de nuestras vidas a través de la literatura, las películas de Disney, los libros para colorear, y todo un mundo que gira en torno a estos cuentos.
En el blog cuentostradicionales.blogspot.com podràn encontrar cuentos clasicos para bajar, actividades, dibujos y juegos para trabajar con los alumnos de primer ciclo.